Autor: Carnero Figuerola, Carlos.
Título: Las
Razones De Los Efectos.
Presentación: Enrique Verástegui.
Lugar de Edición: Lima, Perú.
Editor: Gonzalo Pastor Editor – Andrea
Bartsch [cuidado de edición].
Fecha de Edición: 6 de Septiembre del 2000.
Páginas: 33.
Tiraje: 250 ejemplares numerados a mano
[ejemplar № 163].
Dimensiones: 15 cm de ancho × 21.3 cm de altura.
Tipografía: Caracteres Times New Roman de 12
puntos.
Soporte: Papel Bond de 120 gramos impreso en
offset, carátula impresa en offset sobre cartulina Kimberly de 220 gramos,
encuadernación a mano con hilo.
Fotografía interior: Reproducción a color de
una pintura de Carlos Alberto Ostolaza.
* * *
Carlos Carnero es actualmente
conocido por dirigir en Lima la Librería Inestable, dedica íntegramente a la
venta de publicaciones de poesía, y al parecer este es su único libro de poemas
editado. Las Razones De Los Efectos consta de 16 poemas,
algunos divididos en párrafos llamados “efectos”. Algunos textos aparentan ser sentencias
o aforismos nietzscheanos por su brevedad, mientras que otros forman todo un conjunto
poético en la búsqueda de imágenes hechas lenguaje vivo e impermeable. El
epígrafe del libro reza así: “Las razones de los efectos / señalan la grandeza
del hombre. / Blaise Pascal” (p. s/n). Bajo ese indicio, estos poemas buscan
una forma de comunicación o plasmación que trascienda esa imposibilidad de
transmitir o de rememorar lo pensado o lo experimentado, fenómeno tan común dentro
del lenguaje humano. Los poemas de Carnero tratan de endosar las impresiones
transcendentales premeditadas a la vista de algunos paisajes que conmueven
interiormente: el litoral, la ciudad, la Vía Láctea. Algunas visiones
cotidianas también marcan la dirección de los textos, acontecimientos que se
revelan en el tamiz del aire mientras el poeta capta los minúsculos ecos de
actos naturales invisibles al resto de los mortales. Algunos poemas podrían
pasar de sonetos falsos, de vestigios fantasmales, de ensayos de ingeniería
fallidos, de tratados omnipresentes toxicómanos, en casas de nadies desterradas,
en correspondencias ambiguas, en holoturias inéditas. En el breve poema número
7 dice, por ejemplo: “La esperanza empieza siendo un sentimiento anacrónico / y
termina por ser un sentimiento soberbio” (p. 21). Por otra parte, hay que
señalar el refinado cuidado que los editores le dieron a este y a todos los libros
que lograron publicaron, ¡salve Andrea y Gonzalo!
Sin duda este podría haber sido
uno de los mejores libros de poesía del año 2000 (no de la llamada Generación
del 2000), pero algo le impidió ese logro. Tal vez la pomposa presentación de
Enrique Verástegui ayudó en algo a mermar su prestigio y sus buenas señales.
Por ejemplo dice: “En los años noventa asistimos a la aparición fulgurante de
Xavier Echarri y, en el mismo filo de fin
de siècle al grupo Inmanencia de la Universidad Católica, pero todo indica
que el libro que ahora leo: Las
Razones... [...] significa un paso adelante en la modernización de la
poesía peruana” (p. s/n). ¿En qué mundo vivió Verástegui durante los 90’s para
afirmar esto? Lo más lógico es pensar que en el mundo de los alucinógenos. Se
supone que la “modernización de la poesía peruana” es un proceso que comenzó
con el surgimiento del movimiento poético Hora Zero en 1970. Vaya, ni para
defender o reafirmar sus ideales setenteros u horazerianos sirve Verástegui...
Por otra parte, el adjetivo de “fulgurante” a Echarri no se lo discuto: ese
chico brillaba en donde estuviera... Más adelante dice Verástegui: “[...]
Carnero publica Las Razones...,
poesía del sentido y que al lado de Rodolfo Ibarra [sic], Gerson Paredes y el indiscutiblemente precioso grupo Inmanencia, se constituye en uno de los libros más bellos de la poesía peruana
post-moderna” (p. s/n). Una vez más discrepo con Verástegui: ¿Qué hace ahí la
intrascendente poética de Gerson Paredes junto a la honda y esencial voz de
Rodolfo Ybarra? Sin embargo, no le cuestiono a Verástegui lo de “precioso grupo
Inmanencia” pues esos chicos lindos de la Católica eran los Jonas Brothers de la poesía y hasta tenían su club de fans liderado por Rocío Silva-Santisteban...
* * *
De Las Razones
De Los Efectos leamos dos poemas:
9
La Costa del Perú
para algunos es un paisaje pobre
En la ventana del
carro el niño
se fue perdiendo
del resto
Al pequeño
pescador le advirtieron
Ten cuidado con
las peñas
cuando suba la
marea retrocede
que no te atrape
la noche en los acantilados.
Y el peligro
estaba en el Atardecer.
Entró en él sin
resistencias
y huyó de toda
imagen profunda
cruzando de un
muro al otro los ventanales
Lo acorraló detrás
de las columnas
y en el piso su
reflejo
le hizo conocer el
miedo
El paisaje es una
Fuerza de la Naturaleza
compruebas
escondido
El camino de la
desesperación está ahora
dentro de tu
cuarto. Pero escucha
Las razones de los
sentimientos
que conducen a la
experimentación
del deslumbramiento
no serán razones
equivocadas.
*
15
Tu boca no fue lo
que pensé
No fue deliciosa
ni vertiginosa
ni lenta viajera
ciega
Ni tus brazos me
parecieron lo largos y
delicados
como para esperar
deslumbrarme
con sus desmayos
prudentes o no
No soy de los que
rompen los vestidos
o partan con
fuerza las sillas
o lo que se
atraviese.
Al menos no
contigo.
La Belleza nos
muestra si estamos hechos
al margen del
Universo
o viceversa
Ante ella el bien
y el mal son sentimientos
pero también
la medida de estos.
El amor serán los
juicios finales.
De Las Razones
De Los Efectos, pp. 23 y 30.
© Carlos Carnero Figuerola, 2000.
* * *
El breve CV del autor, incluido en la primera
solapa, indica lo siguiente:
Carlos Carnero Figuerola nació en Lima el 6
de septiembre de 1969. Hizo sus estudios en el colegio Maristas
Champagnat, en la Universidad Nacional Agraria La Molina y [en] la Universidad
del Pacífico.