viernes, 30 de marzo de 2012

Carlos Carnero. Las Razones De Los Efectos.


Autor: Carnero Figuerola, Carlos.
Título: Las Razones De Los Efectos.
Presentación: Enrique Verástegui.
Lugar de Edición: Lima, Perú.
Editor: Gonzalo Pastor Editor – Andrea Bartsch [cuidado de edición].
Fecha de Edición: 6 de Septiembre del 2000.
Páginas: 33.
Tiraje: 250 ejemplares numerados a mano [ejemplar № 163].
Dimensiones: 15 cm de ancho × 21.3 cm de altura.
Tipografía: Caracteres Times New Roman de 12 puntos.
Soporte: Papel Bond de 120 gramos impreso en offset, carátula impresa en offset sobre cartulina Kimberly de 220 gramos, encuadernación a mano con hilo.
Fotografía interior: Reproducción a color de una pintura de Carlos Alberto Ostolaza.

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Carlos Carnero es actualmente conocido por dirigir en Lima la Librería Inestable, dedica íntegramente a la venta de publicaciones de poesía, y al parecer este es su único libro de poemas editado. Las Razones De Los Efectos consta de 16 poemas, algunos divididos en párrafos llamados “efectos”. Algunos textos aparentan ser sentencias o aforismos nietzscheanos por su brevedad, mientras que otros forman todo un conjunto poético en la búsqueda de imágenes hechas lenguaje vivo e impermeable. El epígrafe del libro reza así: “Las razones de los efectos / señalan la grandeza del hombre. / Blaise Pascal” (p. s/n). Bajo ese indicio, estos poemas buscan una forma de comunicación o plasmación que trascienda esa imposibilidad de transmitir o de rememorar lo pensado o lo experimentado, fenómeno tan común dentro del lenguaje humano. Los poemas de Carnero tratan de endosar las impresiones transcendentales premeditadas a la vista de algunos paisajes que conmueven interiormente: el litoral, la ciudad, la Vía Láctea. Algunas visiones cotidianas también marcan la dirección de los textos, acontecimientos que se revelan en el tamiz del aire mientras el poeta capta los minúsculos ecos de actos naturales invisibles al resto de los mortales. Algunos poemas podrían pasar de sonetos falsos, de vestigios fantasmales, de ensayos de ingeniería fallidos, de tratados omnipresentes toxicómanos, en casas de nadies desterradas, en correspondencias ambiguas, en holoturias inéditas. En el breve poema número 7 dice, por ejemplo: “La esperanza empieza siendo un sentimiento anacrónico / y termina por ser un sentimiento soberbio” (p. 21). Por otra parte, hay que señalar el refinado cuidado que los editores le dieron a este y a todos los libros que lograron publicaron, ¡salve Andrea y Gonzalo!

Sin duda este podría haber sido uno de los mejores libros de poesía del año 2000 (no de la llamada Generación del 2000), pero algo le impidió ese logro. Tal vez la pomposa presentación de Enrique Verástegui ayudó en algo a mermar su prestigio y sus buenas señales. Por ejemplo dice: “En los años noventa asistimos a la aparición fulgurante de Xavier Echarri y, en el mismo filo de fin de siècle al grupo Inmanencia de la Universidad Católica, pero todo indica que el libro que ahora leo: Las Razones... [...] significa un paso adelante en la modernización de la poesía peruana” (p. s/n). ¿En qué mundo vivió Verástegui durante los 90’s para afirmar esto? Lo más lógico es pensar que en el mundo de los alucinógenos. Se supone que la “modernización de la poesía peruana” es un proceso que comenzó con el surgimiento del movimiento poético Hora Zero en 1970. Vaya, ni para defender o reafirmar sus ideales setenteros u horazerianos sirve Verástegui... Por otra parte, el adjetivo de “fulgurante” a Echarri no se lo discuto: ese chico brillaba en donde estuviera... Más adelante dice Verástegui: “[...] Carnero publica Las Razones..., poesía del sentido y que al lado de Rodolfo Ibarra [sic], Gerson Paredes y el indiscutiblemente precioso grupo Inmanencia, se constituye en uno de los libros más bellos de la poesía peruana post-moderna” (p. s/n). Una vez más discrepo con Verástegui: ¿Qué hace ahí la intrascendente poética de Gerson Paredes junto a la honda y esencial voz de Rodolfo Ybarra? Sin embargo, no le cuestiono a Verástegui lo de “precioso grupo Inmanencia” pues esos chicos lindos de la Católica eran los Jonas Brothers de la poesía y hasta tenían su club de fans liderado por Rocío Silva-Santisteban...

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De Las Razones De Los Efectos leamos dos poemas:

9

La Costa del Perú para algunos es un paisaje pobre
En la ventana del carro el niño
se fue perdiendo del resto

Al pequeño pescador le advirtieron
Ten cuidado con las peñas
cuando suba la marea retrocede
que no te atrape la noche en los acantilados.
Y el peligro estaba en el Atardecer.

Entró en él sin resistencias
y huyó de toda imagen profunda
cruzando de un muro al otro los ventanales
Lo acorraló detrás de las columnas
y en el piso su reflejo
le hizo conocer el miedo

El paisaje es una Fuerza de la Naturaleza
compruebas escondido
El camino de la desesperación está ahora
dentro de tu cuarto. Pero escucha

Las razones de los sentimientos
que conducen a la experimentación
del deslumbramiento
no serán razones equivocadas.

*

15

Tu boca no fue lo que pensé
No fue deliciosa ni vertiginosa
ni lenta viajera ciega

Ni tus brazos me parecieron lo largos y
delicados
como para esperar deslumbrarme
con sus desmayos prudentes o no

No soy de los que rompen los vestidos
o partan con fuerza las sillas
o lo que se atraviese.
Al menos no contigo.

La Belleza nos muestra si estamos hechos
al margen del Universo
o viceversa

Ante ella el bien y el mal son sentimientos
pero también
la medida de estos.
El amor serán los juicios finales.


De Las Razones De Los Efectos, pp. 23 y 30.
© Carlos Carnero Figuerola, 2000.

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El breve CV del autor, incluido en la primera solapa, indica lo siguiente:

Carlos Carnero Figuerola nació en Lima el 6 de septiembre de 1969. Hizo sus estudios en el colegio Maristas Champagnat, en la Universidad Nacional Agraria La Molina y [en] la Universidad del Pacífico.

lunes, 13 de febrero de 2012

Revista Nueva Literatura Peruana № 1



Edición: Año I, № 1, 1er. Semestre de 1986.
Dirección: Paúl Llaque Minguillo.
Consejo [Editorial]: Ada Ampuero Cárdenas, Róger Díaz Arrué, Camilo Fernández Cozman, Miguel Ángel Huamán, Jorge Ninapayta de la Rosa, William Piscoya Chicoma.
Lugar de Edición: Lima, Perú.
Editora: NLP Editores – Casa Editora del Hipocampo [composición de texto].
Fecha de Impresión: Primera quincena del mes de Abril de 1986.
Páginas: 64.
Tiraje: 1000 ejemplares, más sobrantes para reposición.
Dimensiones: 15.9 cm de ancho × 21.2 cm de altura.
Soporte: Papel Bond impreso en offset, carátula impresa en offset sobre cartulina corrugada y plastificada foldcote.
Carátula: Grabado de[l año] 1580, por Jacob Rüff.

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Posiblemente lo más coherente de editar, cuando se está dentro de un selecto cenáculo literario, sea una publicación periódica que más o menos aglutine los anhelos (y sus incongruencias, por supuesto) de sus promotores y adeptos. Este es el caso de la revista Nueva Literatura Peruana que, al margen de su pomposo nombre, muestra una variada gama de lecturas e ideas acordes a su tiempo de estos alumnos de la E. A. P. de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quienes en esos días bailaban al ritmo de los argentinos Soda Stereo y Virus. Al parecer este impreso fue un intermedio o desliz o aborto durante la existencia de otra revista literaria de mayor raigambre, pero efímera al fin, como lo fue Fin De Siglo (3 números entre 1984 y 1988), en donde también participaron algunos de los escritores arriba referidos, junto a otros literatos como Rocío Silva-Santisteban y Carlos García-Bedoya.

Primeramente comentaremos los textos críticos. La revista empieza con un ahora anacrónico artículo de Miguel Ángel Huamán titulado “Esbozo Para Una Crítica De La Literatura” (pp. 3-13) que, como supondrán, no aguantó el paso del tiempo, pues en sus últimos párrafos se analiza el reiterado tema ‘Literatura y Marxismo’ (p. 11 y siguientes). Y, juzgando a través del intenso transcurrir de la vida y de la historia, a estas horas el profesor Huamán ya no piensa de esa manera ni de vainas.

El director de la revista, Paúl Llaque Minguillo, da su visión sobre el panorama poético actual en el artículo titulado “La Otra Opción De La Poesía Peruana Del ‘80” (pp.22-25), en el que destaca y estimula una ruptura con las dos décadas pasadas (Cisneros - Hora Zero), resaltando así notables voces nuevas como las de Mario Ávila R., Pedro Escribano, Orlando Germán y Dante Lecca: “[...] producciones que en bloque configuran una panorama harto más complejo, no tan limitado e infinitamente más rico en posibilidades y alternativas combinatorias, pero aún así permeable de una mejor y menos injusta sistematización que la tradicionalmente difundida” (p. 25).

Luego continúa una extensa entrevista al fallecido escritor Luis Fernando Vidal a cargo de Ada Ampuero Cárdenas, titulado “Más Allá De La Mera Contemplación Narcisista. A Propósito De Las Revistas De Literatura” (pp. 27-34), en el que redunda sobre lo ya expresado en el artículo “En Torno A Las Revistas Literarias” publicado en la revista Lluvia (№ 5. Lima, Diciembre de 1979). Tal vez lo más interesante dicho por Vidal sean las siguientes líneas: “Porque editar es una empresa a pérdida y muchas veces corriendo el riesgo de que los no elegidos como colaboradores o aquellas personas que en algún momento reciban una crítica adversa, se conviertan posteriormente en enemigos o en rabiosos cuestionadores de la revista (hablo nuevamente de los críticos energuménicos, que ya son una pléyade entre nosotros)” (pp. 30-31).

En la sección Bibliografías, se incluyen los índices [de autores y temático] (pp. 35-40) del único número de los Cuadernos De Composición (Agosto de 1955) y de los tres números de la revista Literatura (Febrero de 1958 – Agosto de 1959), que seguramente ayudaron en la edición facsimilar publicada hace poco por la novísima Cátedra Mario Vargas Llosa de la Universidad de San Marcos.

En la sección Lecturas (pp. 41-50), Jorge Ninapayta de la Rosa reseña seis libros de diversos géneros. Primeramente, la antología Nuevo Cuento Peruano (1984) de Antonio Cornejo Polar y L. F. Vidal: “[...] la antología narrativa con mayor rigor crítico que se haya publicado en nuestro país” (p. 42). Continúa con Poesía Hispanoamericana De Vanguardia. Procedimientos De Interpretación Textual (1985) de Raúl Bueno, donde se demanda –una vez más— independencia ideológica frente a las literaturas europeas. Sigue con la novela El Hombre Que Hablaba De Octavia De Cádiz (1985) de Alfredo Bryce Echenique, continuación de La Vida Exagerada De Martín Romaña (1981): “Resulta obvio que El Hombre... no enriquece sustancialmente la producción global de su autor. Y no la enriquece porque hay en la base de su proyecto una gran contradicción: pensar su unidad ligada a la de una novela anterior, que recreó un argumento similar en un espacio referencial común, con elementos también emparentables y un desarrollo narrativo demasiado previsible, debido a la primera parte” (p. 45). Ninapayta también reseña el libro de cuentos Cordillera Negra (1985) de Óscar Colchado Lucio: “[...] concluyamos diciendo que el presente libro viene a sumarse a las producciones de algunos novísimos [...], que buscan en una misma línea nutrirse de referentes, personajes y problemática populares, si bien ‘Cordillera Negra’ (cuento) posibilita la presencia de la historia política en su singular proyecto narrativo [...]” (p. 47). También se reseña el poemario Archivo De Huellas Digitales (1985) de Eduardo Chirinos Arrieta, que compartió el Primer Premio de Poesía COPÉ 1984 con Finibus Terrae de Jorge Najar: “Archivo... revela a un poeta marcadamente ligado a la retórica de la generación poética de los años 60. Chirinos no ha asumido el concepto de que la poesía, antes que todo, es búsqueda de nuevas formas de expresión, optando por modelos expresivos que si bien actualizan poéticas significativas, abstraen el progreso diferencial que debe incluir el proyecto de alguien que escribe en la presente década” (p. 49). Por último, se reseña el poemario La Canción De Los Topos (1985) del poco conocido (al menos para mí, y por ello enigmático) poeta Mario Ávila R.: “En La Canción... [...], el poeta quiere decir desde un presente limeño lo que jamás pudieron decir la provincia abandonada y el pasado inmemorial indígena desde sí mismos. La figura del topo es evocada con cierta nostalgia, matizada con algún tono épico. [...] que de ninguna manera desmerecen el aporte de este primer libro a una línea poética poco atendida por la crítica, pero no por eso menos vigorosa y enriquecedora del proceso” (p. 49-50).

En cuanto a la parte creativa, se incluye un cuento de Róger Díaz Arrué titulado “El Negro Que Se Peleó Con El Frío” (pp. 14-19) que me resulta bastante aburrido, y dos textos poéticos de William Piscoya Chicoma titulados respectivamente “Poema” (p. 20) y “Poema Donde Digo Que Estoy Perdiendo El Nombre” (p. 21) que no están mal para ser su primera vez publicando poesía. Sin embargo, lo más interesante de esta revista es el libro de poemas El Árbol De Vidrio de Camilo Fernández Cozman, incluido en la sección Peldaños (pp. 51-62), y que por ser de gran interés lo reproducimos íntegramente párrafo abajo.

Una cosa que llama la atención leyendo las páginas de este primer [y único] número de Nueva Literatura Peruana es el espacio dedicado a la publicidad y contenido de revistas afines (intercambio o canje común entre publicaciones universitarias), como Pukio (Año III, № 3/4, 1986) dirigida por José Castro Urioste (p. 13), Garabato (№ 2 y 3/4) dirigida por L. F. Vidal (p. 19), la revista Patio De Letras (Segunda Época, № 1, Febrero de 1986) del Centro de Estudiantes de Literatura de la U. de San Marcos (p. 34), y la Revista De Crítica Literaria Latinoamericana (Año XII, № 23, 1er. Semestre de 1986) dirigida por A. Cornejo Polar (en contra carátula). No obstante, la que más me llamó la curiosidad fue la publicidad de la revista Tierra Baldía (Año I, № 1, 1986), publicación del Círculo de Literatura “Quinta Estación” de Ferreñafe, Lambayeque; y dirigida por W. Piscoya Chicoma (p. 34). En ella, entre otros textos, se anunciaba un “Homenaje a Rafael Yamasato (1945-1975). Estudio, antología mínima y bibliografía”, que resulta extraño o curioso pues hasta donde se sabe R. Yamasato fue un seudónimo usado por el poeta Hildebrando Pérez Grande para publicar poemas en un número de la revista Haraui (Año XII, Nº 43, Lima, mayo de 1975) y luego en un libro (Estambres, 1981) bastante alejados de la temática comprometida que manejaba desde los 60’s y no un joven poeta sanmarquino fallecido en 1975. No hace mucho se estuvo investigando más al respecto (ver aquí, aquí y aquí). Por otra parte, me consta que las anteriores revistas referidas vieron la luz, pero de Tierra Baldía no estoy seguro.

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 Camilo Fernández Cozman. El Árbol De Vidrio.


Como ya anotamos, lo más interesante de esta revista resulta ser el libro de 10 poemas  titulado El Árbol De Vidrio de Camilo Fernández Cozman, que como se indica en el índice de contenidos (p. 1) fue escrito entre 1984 y 1985, es decir cuando el poeta tenía entre 18 y 20 años de edad. De Nueva Literatura Peruana № 1, leamos íntegramente El Árbol De Vidrio, incluido en la sección Peldaños:



Un tige, où le vent vagabond se repose,
courbe le salut vain de sa grâce étoilée.

Un tallo, en que el viento vagabundo se sosiega,
inclina la vana salvación de su gracia estrellada.

[Paul] Valéry


Escrito En La Hierba

¿Quiénes fueron mis lejanos padres?
¿Qué latido se oculta
entre mis ramas?

Como un bullicio, como un atardecer
sin nombre,
he nacido
hace ya muchos años,
entre un árbol de vidrio
y una música que duerme en la distancia.
Crecí;
y he llegado a tocar con la mirada
evanescentes aves.
He conocido la silenciosa piel
de aquellos montes.

¿Qué latido se oculta
entre mis ramas?



Eclipse

(Hacer el amor sin amor,
como pesada lluvia
que sube a lo lejano.
Beso que se convierte
en signo de multiplicación.
Húmeda epidermis o
paréntesis de duda.)



Sin Título Sin Título

qué rutina la nuestra,
si todo parece tan monótono,
monótono, monótono, monótono.
Si todo parece que se repitiera,
repitiera, repitiera, repitiera.
Qué enajenados nuestros tímpanos,
si todo es tan monótono,
monótono, monótono, monótono.



Vivo O...

vivo o sobrevivo?
respiro o apenas respiro?
cuál es el sentido de este
chorro incontenible que rueda
por mis venas; cómo su destino,
su cicatriz inenarrable?

Dime tú, ¿somos realmente
humanos
o vanos dioses
encarcelados en el cieno?

Quién pudiera descifrar
el misterio de la existencia;
quizá tú
            -verso solitario.



Ocaso Del Verbo

el sin sentido de la aguja verde
del aborto,
de la explotación
del juguete por la máquina,
del óvulo por el espermatozoide,
del brazo por el antebrazo.

El sin sentido
del verbo que flota dividiendo
a los humanos sustantivos:
no hay gota que se deslice
en la mejilla del silencio.



Poema Vacío

no existe el amor,
ni el rostro iluminándose
en la tarde.
Sólo existe
el músculo vacío
(como una anunciación)
y el árbol inundado por las llamas
y alguien
que camina con dificultad.

Un beso va cayen-
do al lodo del dinero,
como ese verdor o párpado o
sexta cuerda.
No existe el amor,
pero algún día
su voz palpitará.



Epigramas

1
Asia el hacia de la disonancia
o al fin del alfabeto infauZto?

2
ojos, igual a proas,
casi brotando
oyen
el polen áspero del mundo.

3
¿ya te cansaste de soñar?
Apaga tu sueño; y atrévete a vivir.

4
por mor me quitan el inicio!

5
vivir y amarillo. Morir o verde.
Ineludible dialéctica.
Heráclito
atenazado por su río!

6 (Arte poética)
hacia donde dirige su mirada el ciego
las cincuenti9 horas
del infame segundo.



Savia

                                               Dolor de manos

                                               E. A. Westphalen

duermen tus doloridas manos,
para no tocar el humo
que va derramando tu savia;
estás rastreando el hálito
salado de la dicha;
hombre envejecido,
quiero escribir
con la tinta de tu sudor.



Fugacidad De Árbol

hormigas que transitan
al borde de este mundo;
esparcen su saliva
y salen hacia dentro
de la noche, como duraznos o máquinas
viajeras;
aquellas
esdrújulas hormigas
¿acaso abrazan
la piel de lo fugaz
indetenible
como el tiempo?



Popa En Vez De Proa

una gota de niebla,
un minuto
humedecido por la brisa.
Un latido
para que sea el hombre
el mejor amigo del perro,
y el meñique abrace al anular
y la carroza ronque sin insomnio
y la pupila, por fin, sea de todos.

No más ruido repetido.
Una gota
para escuchar el delirante renacer
                        de los árboles


Camilo Fernández Cozman. El Árbol De Vidrio. En: revista Nueva Literatura Peruana № 1, Año I, 1er. Semestre [Abril] de 1986, sección Peldaños, pp. 51-62 [cada poema aparece en una página].
© Camilo Fernández Cozman, 1986.

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A pesar de que en la hoja de crédito se indica que “los textos firmados no reflejan necesariamente la opinión de la revista” [¿quién entiende a los teóricos?], en la sección Autores y Textos (p. 63-64) se indica textualmente lo siguiente:

En este primer número participa el Consejo en pleno [repito, ¡quién los entiende!]:

La entrevista de Ada Ampuero Cárdenas (Lima, 1953), se realizó la primera quincena de diciembre del año pasado. Ampuero Cárdenas egresó en 1975 del Programa de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú y actualmente trabaja en investigaciones relacionadas con su especialidad.

El cuento de Róger Díaz Arrué (Amazonas, 1954) obtuvo Mención Honrosa en el Concurso de la Municipalidad de Lima de 1983, y había sido publicado en la limitada edición de las Libretas Del Taller De Narración I (Lima, Universidad Mayor de San Marcos, 1984). Díaz Arrué estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería.

El primer libro de poemas de Camilo Fernández Cozman (Lima, 1965), que se publica íntegramente, inaugura nuestra sección Peldaños, la misma que está destinada a dar a conocer libros o partes de libros de jóvenes escritores, sean de poesía, cuento, novela o ensayo. Fernández Cozman publica un artículo crítico en la revista Patio De Letras del CEL de la Universidad de San Marcos.

Colaborador de varias revistas especializadas es Miguel Ángel Huamán (Lima, 1955), director-editor de la fenecida revista de cultura Síntesis (1976-1979). Huamán publicó el poemario Ciudadela (Lima, Ediciones del año huno, 1984) y el aún inédito Fascinum ha sido distinguido con una Mención Honrosa en la Segunda Bienal de Poesía COPÉ 1984.

Ganador del Primer Premio-Género Cuento en los III Juegos Florales 1983 de la Universidad Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque es Paúl Llaque Minguillo (Ferreñafe, 1965). Llaque Minguillo ha publicado en la Revista De Crítica Literaria Latinoamericana y dirigido, con Díaz Arrué, el Talle Experimental de Narración I del CEL de San Marcos.

Ex alumno de ingeniería de San Marcos y de literatura de la Católica es Jorge Ninapayta de la Rosa (Nazca, 1957). Ninapayta de la Rosa colaboró en la realización de las reseñas y de los índices bibliográficos que aparecen en este primer número.

Poeta inédito hasta antes de esta publicación es William Piscoya Chicoma (Ferreñafe, 1962). Piscoya Chicoma fundó el Círculo de Literatura “Quinta Estación”, en su ciudad natal, y pronto nos sorprenderá con la edición de una revista de literatura norteña.

Excepto Pisco Chicoma, que reside en su ya mencionada ciudad natal, los demás miembros del Consejo son alumnos de la Escuela Académico Profesional de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.